INSOMNIO

Saturados aromas de arsénico. Pestilentes y agazapados pensamientos que pernoctan cada noche. Los ojos no se cierran. Todo es sensación de desesperación y angustia. Mutiladas ideas que se transforman en dactilares que escriben a una velocidad vertiginosa; en un ordenador que corona el vientre de la víctima. La soledad y silencio de la noche aprieta la garganta. El cuerpo está cansado; harto de intentar pegar de una sola vez y para siempre las pestañas. Nuevamente la sensación lógica de lograr el propósito; dormir para que la infame masa se sienta vigorosa a la mañana siguiente. El cerebro se limita a negarse a sucumbir ante el deseo de la materia. Se escucha sólo la respiración agitada, las uñas que se estrellan contra la superficie de cada una de las teclas, el rechinido de los resortes del colchón de aquella cama en la cual yace, la agotada estructura esquelética, melancólica y exasperada de la dama. Sonidos sordos que lastiman el oído. Sólo campanea en su conciencia una agria voz que grita "descansa' . Decenas de indeterminadas formas, que en la obscuridad amenazan con materializarse provocando angustia mal infundada y mal entendida le acompañan; Son solo alucinaciones nocturnas de la demencia que surge, ante la agonía de no poder concretar el cometido. De una sola vez, y hasta el fondo aspira el miedo que le causa el saberse perdida; ante algo, que intangible; no le permite de una vez por todas forzar los párpados, y someterlos hasta acabarles la energía. Así, una vez más entre esas tantas noches de obscuridad que le acontecen en forma sucesiva y subsecuente, aborrece a su enemigo más asiduo, el mas astuto y peligroso, el tan abominable, desagradable y pernicioso... insomnio. G©D 2010