Ahora no hay sonido, todo es silencio, siento mi cuerpo y mi esencia se funde en el pensamiento de mi, de quién soy, de qué fui, de como llegué hasta aquí, hasta este momento crucial de mi vida. Todo son sensaciones puras de la elevación del alma a un estado natural de contemplación y de abstracción interna. Así pasan los segundos que en lentitud y paz me confortan y comprendo que soy tiempo de mi tiempo; que soy verdad, que existo mucho más allá de este cuerpo físico, que en armonía con la naturaleza y el universo me vuelvo sinfonía y me adentro en el oído de quién escucha mi voz en un rincón guardado especialmente para mi muy dentro de su alma. G©D2010
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