Tiñe de rojo tu ausencia, esa que aun tu no te cubre y yo no comprendo, la que te lleva envestida en los huesos que de ti ciñen el cuerpo y me dejan en la incomprensión absoluta del porque tienes que irte, cubre de mares el rostro. el agua turbia que de mi ojos emana; acongojada ante la posibilidad absurda de la falta de ti, de tu esencia, de tu calor, de tu beso; descubro al fin sin querer, los sinsabores que dejan los sentidos, al impregnarse de esta obscuridad lúgubre, que deja un abismo en el centro de mi pecho, que abatido; es testigo de una guerra que te he visto librar, que he sentido y me a dolido. G©D2011
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